Cita:

"Todo necio confunde valor y precio".
Antonio Machado

martes, 18 de diciembre de 2012

TUS MANOS

En ocasiones todo se conjura para llevarnos por determinados senderos o simplemente bajamos la guardia y nos dejamos apresar por sensaciones que nos sumergen en un determinado estado.
Por eso la otra mañana mientras sonaba "En el jardín de un monasterio" de Albert Ketèlbey, sus notas se aliaron con las épicas y lindas letras escritas por Almudena Grandes y su "Inés y la alegría" y el rumor de dos voces, mi pasado y mi futuro, mi madre y mi hija, para acabar desembocando todo en un escalofrío que recorrió mi espina dorsal y convergió en unos ojos, en un presente arrollador y en unas manos a las que me aferro cada noche y me ayudan a dormir como nunca antes lo había hecho nada ni nadie. Y vuelvo de la memoria ambigua y relativa del tiempo a la realidad insobornable y hermosa del espacio compartido y digo simplemente…amor.

lunes, 12 de noviembre de 2012

SANLÚCAR DE BARRAMEDA

Barquitos de sencillos marineros que al Guadalquivir preguntan con paciencia de artesanos, mientras persiguen las huellas que de América llegaron.
Duquesa roja de tolerancia infinita, valiente en medio de sombras.
Sanlúcar de Barrameda, grandeza empequeñecida por quienes recortan vidas desde salones oscuros donde reina la codicia.
Allí acudí a salvarme del espanto de este mundo, a ocultarme de los gritos que tanto en silencio dicen y encontré tus ojos enamorados, tus manos de humanidad, tu cuerpo de locura y riesgo.
Azul irrepetible de noviembre. Jardines de la memoria. Abrazos contra el frío de la inocencia en un palacio habitado, lleno de amores e historia.
Piel con piel rompiendo silencios y distancias.
Violetas africanas subrayando que siempre es festivo si tú estás.
Y sólo un beso de cristal.

lunes, 15 de octubre de 2012

CELEBRAR LA VIDA

Décadas de papeles consentidos, años de pasiones disfrazadas, meses de continuo presente compartido con el alma en carne viva. ¿Quién puso más?
El amor nunca puede ser una cuestión medible temporalmente. Hay días tan cortos que sólo tengo tiempo para besarte y otros que se hacen eternamente largos cuando no tengo la oportunidad de hacerlo.
Tu boca es el reloj que marca mis días y el tic-tac de tu corazón el que da cuerda al mío.
Por ello quiero seguir navegando en las olas de tu pecho sin mirar los calendarios, sin fechas de caducidad, sin miedos estériles ni órdenes exógenas que pongan límite a nada y aferrarme a tus ojos que son y serán siempre intemporales.
Me quedo con tu alma en carne viva que todos los días me otorga un motivo para seguir celebrando la vida.

viernes, 24 de agosto de 2012

EL SUR


Con la complicidad de las nubes que siguen tan caprichosas y entrañables como siempre el sol lleva unos días jugando conmigo al escondite.
La llama de una vela danza y parece prometer que terminará por extinguirse para dejarnos sentir en la oscuridad.
La luz de unos ojos sigue ocultándose detrás de una cortina de silencios que hablan desde la distancia.
Mis manos teñidas con el rojo del ocaso recorren un cuerpo que el viento moldea a su antojo con la arcilla de unos labios eternos.
Y yo aquí, en el sur, después de creerme perdido, me reconozco al verme reflejado en un poema hermoso legado por mi paisano, el gran Luis Cernuda.

Rafael Mérida


EL SUR

Quizá mis lentos ojos no verán más el sur

de ligeros paisajes dormidos en el aire,

con cuerpos a la sombra de ramas como flores

o huyendo en un galope de caballos furiosos.

El sur es un desierto que llora mientras canta,

y esa voz no se extingue como pájaro muerto;

hacia el mar encamina sus deseos amargos

abriendo un eco débil que vive lentamente.

En el sur tan distante quiero estar confundido.

La lluvia allí no es más que una rosa entreabierta;

su niebla misma ríe, risa blanca en el viento.

Su oscuridad, su luz son bellezas iguales.

Luis Cernuda


jueves, 28 de junio de 2012

AFORTUNADO

Soy afortunado. Son muchos los que llaman a su puerta buscando el consejo, la mano tendida, la ayuda altruista, el corazón descubierto y valiente, los que esperan su mirada, su ternura, su verdad. Por toda la geografía andaluza sigue dejando huellas de amor nada invisibles, gotas de humanidad que pueden no parecer suficientes pero que van formando ríos de gratitud. Como si se tratase de una letanía de corazones es capaz de repetir los nombres de seres inocentes que para siempre irán prendidos en sus ojos hermosos. Lo suyo no es un trabajo, ni siquiera una vocación, es un destino elegido con el único fin de subrayar que las personas, sobre todo las más indefensas e inocentes, están por encima de cualquier cifra, de cualquier estadística, de cualquier subterfugio de la presunta inteligencia de los otros. Soy afortunado porque son muchos los que llaman a su puerta, y a mi hace un tiempo que sin yo saber muy bien por qué, me dio las llaves. Gracias.

viernes, 1 de junio de 2012

EL AMOR HERIDO

Libélulas grises brillando en la oscuridad. Gotas que se desprenden del erial de los silencios. Constelaciones bordadas en la piel de mis latidos guiando ya a los cometas que miraban nuestros labios desde la altura insondable de atardeceres eternos. Palabras arrastradas por las olas de un Dios irreverente, jugador de cartas marcadas y poderes justicieros que hoy condena corazones furtivos que se aman en lo oscuro, mientras espera agazapada una dama no invitada que es sabia, altanera, triste y cobarde. Versos callados siempre incomprendidos, perseguidores nerviosos de metáforas huecas que mueren en los senderos del pensamiento y secan distancias y ahogan ríos cuyas corrientes siempre seguirán buscando el rastro de unos ojos. Nunca podrá ser poeta quien calla los sentimientos silenciando palabras en el olvido de unas letras que no dicen nada inundadas ya del lodo nacido de otros polvos levantados en las noches de gemidos imitados y sueños incandescentes. © Rafael Mérida Juan Mayo 2012

lunes, 23 de abril de 2012

CABOS DE AMOR

Donde terminan los sueños, las palabras y las promesas, y comienzan la realidad, los hechos y las verdades. Allí en el punto más occidental de esta Europa que a la deriva navega, te amé como dos meses antes en el cabo de Gata, igual que lo hago ahora desde la cercanía de una vida común que ya nunca será distancia. Tus lágrimas de emoción, derramadas ante la intensidad de los momentos de epidérmica rima, sólo subrayan la grandeza de un corazón que sigue descubriéndome un mundo que no conoce más fronteras que unos ojos, más banderas que un alma, ni más mapas que un cuerpo, un mundo en el que posibles e imposibles se confunden y juegan ambiguamente hasta hacerme entender que a tu lado, todo se hace transitable si me dejo llevar por la brújula de tus latidos. Onde a terra acaba o mar começa. © Rafael Mérida Juan 2012

miércoles, 11 de abril de 2012

LISBOA

Tu piel en apariencia decadente sólo acumuula sapiencia y en tus curtidos y encallecidos brazos de historia milenaria, se mece una corriente que no es sólo río, un mar que no es sólo océano, un pasado que no es sólo olvido.
Y son tus aires elegantes los que llenan de nostalgia al viajero que por siempre permanecerá enamorado de los fados de Alfama, del barroquismo de los Jerónimos, de la aventura de los Descubridores de Belem, de la poesía de Pessoa y las novelas de Saramago.
Me fundí con tus calles de empinadas atalayas, empedrados imposibles y tranvías legendarios con destino a la Estrela. El amor iba conmigo lleno de verdades que no son sólo realidades, promesas no necesitadas que no son sólo palabras, y tú Lisboa, pusiste los escenarios que no son sólo magia.

jueves, 8 de marzo de 2012

MUJER TENÍA QUE SER

Pues sí, no podía ser de otra manera, mujer tenía que ser la que me trajo al mundo y me ha ido enseñando cosas sencillas que parecen, a juzgar por el entorno, difíciles de entender y aún hoy, cuando es ella la que lo necesita, sigue empeñada en cuidarme.
Mujer tenía que ser la que me hizo descubrir un mundo de sensaciones, no por naturales y esperadas, menos maravillosas, decidiendo de paso unir su destino al mío mientras nuestros corazones siguieran latiendo con el mismo son.
Mujer tenía que ser la que consiguiese mezclar, en la dosis justa, un poco de enajenación, algo de extravío, con los colores, los abrazos, los besos inigualables y el calor de un cuerpo del que no se retorna, para hacer de mi un enamorado permanente y sin remedio que seguirá clavándose todas las espinas y disfrutando todos los cielos.
Mujer tenía que ser la que desde su cordura pusiera calma en mis desvaríos y desde su locura pintara ilusiones reales, pequeños paréntesis llenos de todo, en el lienzo de mi vida.
Mujer tenía que ser la que sin ver creyó en mí, la que sin recibir dio incluso lo inesperado, la que esperó cuando no había nada que esperar, la que escuchó lo que no dije y no quiso oír lo que intenté explicar.
Mujeres tenían que ser, las que con diferentes matices, me preguntasen cómo estaba y se parasen a oír la contestación dejando gotas de sus esencias inimitables, las que leyesen mis escritos y escuchasen mis palabras, las que motivaron mis gestos y recogieron mis caricias, las que visitan, de forma mayoritaria, este rincón que es mi desahogo.
Y por último, mujer tenía que ser, la que diese sentido a todo, la que promete prolongar mi mirada, mis sentidos, también quizás mis defectos, la que llena todos mis momentos, la que llegó, hace justo ocho años, para dar respuesta a todas mis preguntas, incluidas las que aún no me he formulado.

Gracias a todas.

RAFAEL MÉRIDA JUAN

(Texto publicado en Libro de Arena el 7 de junio de 2010)

viernes, 24 de febrero de 2012

LUNARES Y ESTRELLAS

Hay noches en las que me bebería la botella de güisqui que ya no tengo por el simple placer de verla vacía y para no reconocer, a la mañana siguiente, quién escribió los renglones torcidos que llevan mi firma.
Sin embargo hace tiempo que mi embriaguez proviene de la droga legalizada que en forma de lunares recorre una espalda cuya dueña ignora, la hermosura de la constelación en la que ando enredado desde la primera vez que la contemplé una madrugada de otro febrero.
En cielos de nubes pintadas con la tinta de unas lágrimas se fueron forjando las poderosas tormentas que siempre acaban descargando sus chaparrones de caricias sobre una piel que llevaba demasiado tiempo en barbecho.
Y siempre son estrellas, de mar, de cielo o de vida las que marcan el camino que seguirán unos pies aún ansiosos, siempre errantes; los mismos, que ya dejaron demasiadas huellas sobre la arena de un atardecer hecho de palabras.

lunes, 30 de enero de 2012

HACIENDO EL AMOR

Estoy tranquilo, sosegado, viendo pasar las horas con tanta calma que el tiempo parece no caminar, mis dedos tocan el frío translúcido del vaso de cristal tallado y el oro líquido con sabor a güisqui no logra ocultar el regusto de tus besos. Tus manos acarician mi espalda posándose apenas suavemente, y a pesar de ello van dejando marcas y huellas que ya nadie podrá borrar.
Estoy echado en tu regazo y todo el aroma de tu cuerpo sigue invitándome a abandonar la languidez del nebuloso estío, tus pechos se inclinan hacia mí con el descuido nada fortuito del deseo.
Una sonrisa pasa llena de la inocente mirada de quien da sentido a mi vida. Su gracia, regalada que no heredada, permanece flotando en la brisa almibarada de la tarde.
De forma amortiguada Serrat, siempre Serrat, canta su "Soneto a mamá" y mis labios se adelantan a cada nota saboreando la letra que ya de usada forma parte de mí. La música llega al túnel de su silencio y tú empiezas a recitar un viejo poema de Neruda "Aquí te amo. En los oscuros pinos se desenreda el viento...". Cuando dejas caer el último verso una lágrima inicia su recorrido a través de mi rostro, soy la persona más dichosa, todo me ha sido revelado, no necesito dioses ni fortunas, la riqueza habita en mi corazón, así se hace el amor.

viernes, 13 de enero de 2012

TRECE DE ENERO

"Los ojos que acertaron a cruzarse
en la infinita soledad del tiempo".
Luis García Montero


"A ti por invitarme a tu universo".

Los cristales empañados
de amaneceres de escarcha,
conservan aún el trazo
que mis dedos dibujaron
en otro trece de enero
repleto de incertidumbres.

Mas el tiempo fue pasando
acortando las distancias
reflejadas sólo en mapas
que ya vencieron dos cuerpos
sin más armas que el deseo
de dos corazones locos.

Y en otro trece de enero
ya no hace falta la espera
porque Granada y Sevilla
nunca estarán alejadas
mientras sigamos viviendo
este amor irrepetible.

RAFAEL MÉRIDA

martes, 3 de enero de 2012

CAMINANDO

Me adentro en parajes misteriosos que nunca pude imaginar. A cada paso siento más próximos detalles que configuraron otra historia que intento asimilar a la mía y sigo huellas que otros dejaron en postales que nunca serán de nadie a pesar de estar guardadas en las latas de membrillo de memorias disidentes.
Mares y lugares en los que se perdieron otros labios, otras promesas, otros sueños. Una estrella de cinco puntas y nombre sin apellidos que siempre seguirá brillando, otra de mar asida para siempre a una piel y una que sonríe con la picardía y la inocencia a un tiempo de sus pocos pero suficientes años.
Ayeres sin los que no se puede entender el presente. Miedos infantiles disfrazados, rostros y nombres con significados traducidos en miradas extraviadas y silencios que tanto gritan.
Búsquedas y pisadas que quieren dejar atrás melancolías y soledades, rarezas y singularidades de fotos en blanco y negro.
Miedo a las palabras huecas, las dependencias suicidas y las necesidades inventadas, a los destinos del azar.
Me quedo con la esbelta figura que sigue siendo capaz de sobreponerse a cada desencanto, a cada incomprensión, me quedo con la voluntad de quien sabe tanto y no deja de aprender, de quien ha crecido y hoy sigue proyectando una sombra inmensa y nada ambigua que tantos siguen buscando.
Su mirada es profunda, lánguida, melancólica, misteriosa, enigmática, traviesa, burlona, seductora, contundente, temerosa, confiada. Su mirada es mi camino y queda mucho por andar…