Cita:

"Todo necio confunde valor y precio".
Antonio Machado

lunes, 20 de diciembre de 2010

ME VA LA VIDA EN ELLO

"Pero, quiero que me digas, amor, que no todo fue naufragar por haber creído que amar era el verbo más bello. Dímelo, me va la vida en ello". LUIS EDUARDO AUTE

En Macondo todo parece ser posible. Se entremezclan la fantasía y la realidad sin que uno logre adivinar dónde termina una y comienza la otra, sin que uno distinga cuál es la línea que las separa.
Llegué aquí buscando de lo que huía o huyendo de lo que buscaba, no sé bien.
Ahora la luz que en realidad todo lo guiaba se ve menos que nunca, su haz luminoso parece haber encontrado otros barcos que alumbrar o puede que mi nao zozobre porque yo, torpe timonel no veo.
Percibo otras señales, tal vez equivocadas, difíciles de interpretar. No sé si tengo el derecho a buscar ese otro faro que durante tanto tiempo me sirvió de guarida, me abrigó y al que yo decidí ignorar. No sé si la inexperta llama de quien aún no ha calibrado la inmensidad del mar puede ser para mí, si yo merezco distraer sus jóvenes sueños. No sé si la cercanía que siento desde la distancia es suficiente, es necesidad o es remedio, si se transforman en espejismo unas palabras que hacen las veces de puerto donde atracar.
Brillan las aguas como si todas las estrellas con sus reflejos quisieran adornar una luna virgen y siento que me ahogo en un naufragio de miedos argumentados.
De repente estoy rodeado de tablas de salvación pero también tengo miedo de hundirme con ellas, de no elegir la más apropiada, la que me haga salir a flote y me lleve hasta la orilla.
En Macondo todo parece ser posible, incluso que aparezca ante mis ojos un mar que no existe cerca de estas tierras y que ya buscaron alguno de los Buendía.
RAFAEL MÉRIDA

jueves, 9 de diciembre de 2010

GRANOS DE ARENA

Me aprendí su cuerpo en ordenada progresión, más allá de la imposible geometría de dos almas que fui asumiendo en largas noches de insomnio en las que ella fue siempre mi cafeína.
Un grano de arena fue cayendo, otro, otro, uno más...crearon montañas de tiempo incomprendido y volví a dormir, mas los sueños ya no me visitaban y en la sorpresa de una mañana por estrenar, encontré huérfanos sus pechos sin lograr reconocer que eran los de ella y supe que no había comprendido nada.
De memoria me aprendí sus ojos en un desorden de caos deshabitado, prendido de miradas ebrias de tanto vértigo reflejado y volvieron a caer los granos de arena, otro, otro, uno más…mis pupilas se fueron acostumbrando a la penumbra de su extravío y en el silencio de una tarde, otra voz que no era la suya ni la mía, recitaba un poema que le escribí un otoño y entendí que no había sabido ver nada.
Busco. Encuentro. Gano. Espero. Pierdo. Lloro. Vivo y vuelvo a buscar y siguen cayendo los granos de arena, otro, otro, uno más…

martes, 30 de noviembre de 2010

FELICIDAD

Mi vida hecha de pequeños pasos sólo ha recorrido un camino diminuto, vereda más que camino.
Como dijo alguien somos una breve nota en mitad de una sinfonía inmensa.
De dónde vengo, a dónde voy, qué es el tiempo, qué quiero, qué busco, cuál es el sentido de todo si es que todo tiene un sentido.
Y llego a creer que la felicidad está en la posición social, en el consumismo feroz de este malformado y salvaje capitalismo, en las victorias de mi equipo de fútbol hecho de millonarios que juegan conmigo, en las vacaciones que consisten en exponer mis miserias en un paisaje diferente para ver si así soy capaz de camuflarlas, en la Navidad llena de luces que tantas sombras producen, repleta de buenos deseos de usar y tirar en los que buscar la pátina para ocultar la hipócrita insolidaridad de todos los días.
A veces se puede pensar que la felicidad radica en los dioses, en los de las iglesias y los mercados, en el sexo placentero pero falso cuando la física precede a la química, en la vanidad reconocida por premios subjetivos y palmadas en la espalda, en la supremacía de ridiculizar al “inferior” que sólo lo es en la doctrina perversa de este nuestro "primer mundo", en la heroicidad con fecha de caducidad de falsos profetas de la fama.
Y ahí me planto en lo que creo el vértice de la pirámide, con mi armamento de prejuicios y acciones políticamente correctas, con mi “normalidad”, con mi fanfarronería de ser civilizado, y de repente llega una brisa suave, muy suave y nada pretenciosa y me derriba sin que ni siquiera ella sea consciente de que lo ha hecho y quedo reducido a lo que soy, casi nada.
Llega entonces la voz dulce, la mirada inocente, la piel en blanco, la intrínseca ternura, la risa limpia, el universo resumido en una Estrella y soy feliz acariciando su cara, escuchando su latido, compartiéndolo todo. Y coge mi mano y me salva, me hace diferente, me enseña a detenerme en las cosas pequeñas e importantes y ahora sí, logro pensar por mí mismo y por un momento inicio de verdad la escalada. Y soy feliz.

domingo, 21 de noviembre de 2010

RECUERDO


Recuerdo aquel día en el que las aceras comenzaron a poblarse de pisadas ilusionadas, aquella tarde en la que los árboles se habían vestido pudorosamente, cambiando el escenario de una ciudad que parecía querer abandonar las taquicardias insulsas de su erróneo progreso.
Recuerdo que la noche se esfumó rebelándose contra el tiempo de las sombras, fue cuando las palabras ya habían callado todos sus silencios y nuestras almas habían despedido los abrazos eternos que se habían quedado en las promesas de los otros.
Recuerdo unos labios entreabiertos a medio camino entre el asombro de lo inesperado y la incredulidad de los milagros, los mismos que después se extraviaron en laberínticos humedales cuya salida no querían hallar.
Recuerdo tu cuerpo con vocación de secreto, poblado de heridas disimuladas que se mimetizaban con la luz inviolable de lo que parecía inmaculado y el éxtasis que inundó de respuestas las preguntas de la duda, que ahogó con su imparable marea las abstractas culpas de la evidencia de dos latidos.
Recuerdo la paz de mis ojos ciegos que sólo veían por ti mientras duró aquella guerra inacabada que hoy todavía sigue dejando víctimas de amor por el camino, y cómo no recordar la casi imposible escarcha del agosto más abrasador, las huellas veloces de tus pies en plena huida sobre la arena de tu playa y los golpes de tos que desterraron mis besos para siempre.
Y sin embargo amnesia deben tener mis sentidos, pues no recuerdo haber escrito ninguna frase en la que tú no asomaras, ni recuerdo que mis manos hayan explorado otros rincones que los tuyos, ni en mi paladar rememoro otro sabor que el de tu boca, ni parece llegar hasta mí otro olor que el de tu deseo, ni logro rescatar otro sonido que el de tu placer, ni mi vista tiene archivada otra memoria con perfiles diferentes a los de tu rostro.
Estoy solo y recuerdo, estoy contigo y olvido.

martes, 16 de noviembre de 2010

VENDO NIÑO POR 12 EUROS

ESTE TEXTO LO ESCRIBÍ Y PUBLIQUÉ EN LIBRO DE ARENA EN JULIO DE 2007, POR DESGRACIA HOY SIGUE VIGENTE.
¿HASTA CUÁNDO?

Decía mi paisano y siempre admirado Antonio Machado, que “todo necio confunde valor y precio”, una de mis frases favoritas por el hondo significado que encierra, y recordando aquella frase y al hilo de una fotografía que contemplé recientemente con estupor, me hago una pregunta ¿cuánto cuesta la vida de un niño?
La foto en cuestión era de la de un bebé ensangrentado con una herida abierta en la cabeza y cara de espanto. Lo menos importante era el pie de la fotografía, por desgracia podemos colocarle distintos comentarios pero las víctimas vienen a ser siempre las mismas, inocentes criaturas que simplemente pasaban por allí o cometieron el error de nacer en el lugar equivocado y en el momento menos idóneo. En este caso concreto era la víctima de un error de cálculo, uno más, de las fuerzas de la OTAN a la hora de bombardear una zona determinada de Afganistán. Eso sí, las autoridades incompetentes habían pedido perdón, con eso todo solucionado.
Podríamos iniciar un debate sobre quiénes son los culpables de estos conflictos. Unos dirán que son los locos fundamentalistas islámicos que ponen bombas en los trenes o estrellan aviones contra edificios, en cambio habrá quienes responsabilicen a los gobiernos occidentales que devastan zonas del llamado tercer mundo en busca de extender su poder hegemónico, sobre todo si en esa zona hay petróleo, gas o cualquier otra riqueza. Como decía Henry Kyssinger “Dios ha querido que el petróleo se encuentre en países donde ni lo necesitan, ni saben utilizarlo, así que nosotros debemos dominar esas zonas porque sí lo necesitamos y sabemos darle uso”, clarísimo ¿no?
Sean culpables unos u otros lo cierto es que asistimos a una escalada de violencia, el ojo por ojo está a la orden del día, si tu atentas contra los míos yo bombardeo a los tuyos, si tu explotas mis riquezas yo asesino a tus turistas y al final todos tuertos.
Lo que es indudable que el supuesto orden mundial es un auténtico desorden y un escándalo, el 80% de la riqueza mundial es disfrutada sólo por el 20% de la población del planeta, es lógico que quienes pasan hambre quieran arribar a nuestras costas, lo raro es que no se decidan por acabar con nosotros. De todo este panorama pesimista, lo que más me duele es el precio de la vida de un niño. 
En occidente nuestros hijos viven relativamente bien, tienen juguetes, estudios, sanidad, ropas de marca, vacaciones y múltiples oportunidades de "ser felices", en cambio en otras zonas del planeta, incluso a veces en nuestro país, los niños carecen de ropa, calzado, escuela, medicinas, juguetes, incluso comida, algunos de ellos mendigan o se ganan "la vida" trabajando como esclavos, prostituyéndose o ejerciendo de soldados. En la India se venden niños por 12 euros, por ese dinero yo voy a ver con mi hija una película en el cine.
El cordón umbilical de las hijas de "nuestros príncipes" (míos no lo son desde luego), ha sido congelado como medida preventiva, otros niños son secuestrados y asesinados para traficar con sus órganos. 
No sé que pensaréis, para mí está claro que el valor de una vida, sobre todo infantil, tiende al infinito, la naturaleza no tiene mejor paisaje ni mayor riqueza que la sonrisa de un niño, por desgracia lo que no está claro es cuál es el precio de una vida.

martes, 9 de noviembre de 2010

PEQUEÑO

Pequeño me viene este mundo de globalizaciones absurdas. Pequeño tanto mar de inalcanzables horizontes, tanta montaña de altivas cumbres. Pequeño se me quedan los idiomas repletos de diccionarios, los conceptos de significados llenos. Pequeño me viene Dios con su autista omnipotencia, las subterráneas iglesias de mentiras disfrazadas. Pequeño me resultan los discursos de los cínicos políticos, de estrellas televisivas con méritos entre las piernas. Pequeño resulta el abrazo de quienes no entienden de lealtades, quienes manosean y adulteran tesoros que se llaman amistad.
Pequeña resulta la esperanza cuando hay quienes comercian con el dolor, cuando se pone precio a lo que tiene un valor incalculable. Pequeña la sinceridad de quienes van diciendo que el tamaño no importa, ni los colores, ni los acentos y después menosprecian pensamientos diferentes.
Pequeño mi corazón para albergar tanto amor, pequeño mi entendimiento para comprender que todo es nada, que de la nada puede surgir todo, pequeña mi voluntad para no asesinar más madrugadas, pequeña mi libertad para no cercenar más ilusiones y pequeño este rincón para aparcar mis locuras.

martes, 2 de noviembre de 2010

HOY NO HAY POESÍA

Hoy no hay poesía en mis palabras, si buscáis eso podéis marcharos. Hoy no es que vea el vaso medio lleno o medio vacío, simplemente no veo el vaso.
Estoy cansado, demasiado cansado. Es hermosa la luz de este día, pero siento que no es para mí. No quiero seguir andando.
Mi mente lleva un galope acelerado que mi cuerpo se niega a seguir. Trato de sacar fuerzas de quien todo lo significa desde el día en que nació, pero nada logra cambiar la realidad de un dolor contra el que no sé que armas utilizar.
Y sin embargo siguen poniéndose de mi lado demasiados esfuerzos, demasiadas miradas, demasiadas palabras. No sé si existen la casualidad y el destino o si simplemente es azar, pero en estos días de postración se han acortado los caminos entre tres almas generosas y yo. Cada una lleva su cruz y las tres han acudido sin saberlo al rescate de mi persona, cuando probablemente deban ser ellas las rescatadas.
No es bueno comparar, pero echo de menos otros acentos, otros ánimos que antes siempre estaban en el momento oportuno y que ahora se borran según los días, según las circunstancias por otras obligaciones, preferencias o necesidades.
Puede que sea yo quien huye de todo. Ahora mismo me gustaría dormir y dormir, vivir ajeno al devenir del mundo, soñar con poder despertar inundado de una amnesia que me haga olvidar esta lucha desigual contra la naturaleza en la que siempre perderé yo.
Ya sé, que como dijo alguien “el presente no es el único estado posible de las cosas”, que tengo más motivos para mirar hacia delante que para rendirme.
No es esta la cara que quiero ofrecer, yo quería comerme el mundo y es él quien me devora poco a poco. Quiero escapar, llegar a un nuevo puerto en el que nada lastre mi vuelo pero en el que todos y todas estéis presente porque sois la única razón que me induce a seguir en pie.

miércoles, 27 de octubre de 2010

CORAZONES ATRACADOS

Tus pechos buscan mis manos o es mi boca la que anuncia el destino de los mismos mientras mi ansia acelera un corazón lastimado que al galope se desboca, estallando allá en lo oscuro lo que tu cuerpo esperaba.
Itinerante, mi lengua curiosa sigue buscando respuestas repetidas como una letanía para acallar el estruendo de este ordenado desorden.
Tu dádiva generosa me regresa a los silencios. Tu piel transito agradecido y el provocado éxtasis me sorprende distraído prendido de otra mirada. Ella no está.
En la penumbra de un crepúsculo mortal, intento sentir lo que no existe más allá de mis quimeras, miro a través de tus pestañas y el negativo se revela, tú eres el blanco, yo el negro.
Sobre mi lecho la sombra de ella oculta tu claridad.
Tú eres el viento, ella el mar y yo la vela.
Corazones atracados en puertos equivocados.

martes, 19 de octubre de 2010

ENVIDIA

               Entre tu cuerpo y el mío, veinte años no son nada. Dos décadas de ventaja que en el presente no importan. Mas yo no sueño contigo, lo hago con mis fantasmas, mientras invaden los tuyos esperanzas de futuro. Aún crees que la tristeza es esa melancolía de las tardes otoñales porque sólo has contemplado la cara de la moneda y no has escrito poemas a un amor que no quiso seguir siéndolo, ni has llorado sabiendo que las lágrimas nunca se secan del todo. No has visto el vacío mudo, hondo y doloroso de soledades no elegidas, ni has percibido el inigualable aroma de las que son provocadas. No hay cicatrices en tu piel, tampoco en el corazón, y tal vez pienses que las caricias se olvidan cuando la otra piel no está cerca. No has despedido a nadie con la certeza de que no volverá.
Ves como algo seguro llegar algún día al horizonte y te bebes de un trago cada instante a pesar de no pensar que pueda ser el último.
Por tus mejillas rebosan los colores de una vida que no sabe de imposibles, de cansancio, de fatiga. Te asombra saber que pareces no saber nada cuando lo comparas con lo que yo sé y en realidad soy yo quien busca tu cercanía para aprender de tus ganas, de tu ilusión, de tu risa siempre atenta a las pequeñas maravillas de lo aparentemente absurdo. Dominas un idioma que vagamente recuerdo y envidio poder estrenar todos los días la sonrisa de lo que parece una perpetua primavera.
¿Entre tu cuerpo y el mío, veinte años no son nada?
Yo apuesto. Tú ganas.

domingo, 10 de octubre de 2010

OTOÑO, LATIDO VIVO

Tu vestido en blanco y negro, manchado y húmedo como un paso de peatones durante una lluvia inesperada.
Brillaban luces rojas y verdes en la oscuridad de una noche sin retorno. Las aceras, huérfanas de pisadas, se quejaban en silencio. La ciudad, nunca muda, hacía un esfuerzo por callar y los relojes acumulaban deseos no saciados.
Los árboles parecían camuflarse en la espesura de un viento cortante y denso.
Corríamos buscando cobijo, algo que nos protegiera de nuestros miedos. Llegamos a aquel portal, veinticinco de la calle Hiniesta, apenas nos hacía compañía la luz del farolito que ilumina siempre aquel azulejo de la Virgen.
Seguía cayendo sobre nosotros el llanto lastimero de una nube extraviada, entonces nuestros labios inquietos se echaron a dormir sobre la boca opuesta y ya no hubo otoño, lluvia, ni relojes.
Todas las certidumbres estaban en el refugio de unos brazos.
Y en ese momento no soñé con otros ojos, no interrogué a mi pasado. Tus besos pusieron nitidez en el cristal empañado de mis dudas y te di las gracias por convertirte en argumento de mis latidos.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Y LLEGAS TÚ

            Va pasando el tiempo. Hace ya algunas semanas que llegué a Macondo. No negaré que hay cosas que echo de menos y que son difíciles de explicar. En cambio he encontrado otras en estas tierras inundadas de realismo mágico que voy incorporando a mi bagaje y que comienzan a ser “La hojarasca” que abriga mi piel.
Por suerte también son permanentes las visitas de personas a las que voy queriendo, que se asoman por un instante a esas ventanas que dejo premeditadamente abiertas para que por ellas entre el soplo de vuestros aires, ese que procede de tierras aparentemente lejanas pero que siento aquí conmigo. (Granada, Asturias, Alemania, etc.)

            Y llegas tú asomada al balcón de mi alma, con todas las chispas de la esperanza bailando en tus ojos y esos párpados que dejas caer con tal elegancia descuidada que las hojas de otro otoño envidian esa caída que no logran imitar. Y me llega la niña más bonita con su rostro de cielo y la palabra del amigo que nunca extinguen el silencio ni el tiempo, y el calor siempre reconfortante de quienes son cómplices de toda una vida.
Y me llega la pereza de los lunes, la resignación de los martes, la constancia de los miércoles, la renovada sorpresa de los jueves, la ilusión de los viernes, la realidad insobornable de los sábados, la vuelta de los domingos.
Y me llega todo circulando sin descanso por las arterias del alma, llenándome la boca de palabras que caben todas en el significado de unos labios.


miércoles, 29 de septiembre de 2010

MADUREZ REJUVENECIDA

               Las luces se apagan, pero él ve ahora con más claridad que antes. Es capaz de traducir lo que dicen unos ojos envueltos en miradas de cristal. Toma distancia de los demás y sin embargo sabe que nunca estuvo tan cerca de todos. Adivina gestos, intuye deseos. Por un momento no teme al tiempo, parece dominarlo y su privilegiada atalaya le permite controlar la situación con benevolencia.
               Se ha contagiado de juventud y siente cercana una piel en la que aún no hay escrito casi nada. Conoce el final desde el inicio y a pesar de ello se ve sorprendido por sensaciones que creía olvidadas.
Repite un nombre corto. Juega con las vocales propias y las sustituye por las suyas sabiendo que nada cambiará. El destino les ha colocado uno enfrente del otro. Nadie percibe las miradas furtivas, ni siquiera las palabras lanzadas con premeditación. El día expira sin que nadie descubra el secreto.
             Ella teme a las promesas, él sabe que no sirven de nada. Mañana es un terreno incierto pero ella aún no lo ha descubierto y él simplemente teme que no exista.
           Le vuelve a asustar el tiempo, ha sido un paréntesis fugaz. Todo parece no tener demasiada importancia, pero siente que ha merecido la pena y en el silencio vuelve a repetir un nombre corto, su nombre. Ahora sabe que no aprendió nada, todo está como al principio sólo que ya tiene veinte años más, pero ella prefiere no saberlo.

martes, 21 de septiembre de 2010

NO TE ACUERDAS

     Seguro que no te acuerdas. Fue una tarde de verano que quisimos bebernos de un trago con la esperanza de que no fuese única.
    El sol avanzaba. Como todos los estíos lo hacía cansinamente, como no queriendo marcharse, las horas pasaban pero él seguía abrasando las calles de una Sevilla que comenzaba a llenarse de fantasmas, hacía calor como está mandao y los grillos afinaban para convertirse en banda sonora de la velada que se adivinaba.
    Al fin, el astro rey se ocultó, mas todas sus luces seguían refulgentes brillando en tus ojos y nuestros labios, dulces, húmedos, ansiosos, preludiaban una noche inolvidable.
   Cenamos en aquel lugar al que no he querido volver para no alterar la brisa que allí nos visitó y que hoy sigue dando vueltas por algún rincón de mi alma.
   Mis sentidos no se cansaban de percibirte y seguían avariciosos pidiendo más.
Pugnamos por ver quién pagaba la cuenta sabiendo que aquello no tenía ninguna importancia pero fingiendo que la tenía, ahora sé que todo fue demasiado barato, que nunca pude saldar la deuda que día a día se había ido acumulando en el debe.
   Salimos de allí besándonos como dos adolescentes para los que aún era demasiado temprano, como si estuviésemos descubriendo aún algo nuevo, y fuimos camino de tu casa donde nos esperaba la evidencia que queríamos disimular.
  No hicieron falta preliminares, excusas ni dilaciones, nos desnudamos enamorados, nos abrazamos encendidos y fuimos demorándonos en cada rincón del cuerpo ajeno. Hablamos callados y confundimos gemidos mientras los grillos, ahora sí, cantaban sin que nosotros los escucháramos.
   Después cerramos los ojos, tú antes que yo, piel con piel. Solté tu mano para dormir solo pero a tu lado como siempre lo había soñado. Entonces hubiese querido congelar, detener el tiempo. Que nada ni nadie pudiese alterar ese momento que las sombras ocultaban de los ojos del mundo, tú y yo, solos tú y yo, sin lugar, sin espacio, sin medida, tú y yo enamorados y entrelazados, escribiendo sobre el terciopelo siempre dispuesto de la epidermis prójima.
    Aquella, sin yo saberlo fue la última vez de muchas cosas, de haberlo intuido hubiese podido despedirme de tanto milagro como provocabas.
    Seguí viviendo mi falsedad a orillas de ese mar que tú tanto amas y nos fuimos alejando, llevé mi barco a alta mar sabiendo que seguía dejándote en el puerto de mi desidia y tu faro dejó de iluminar mis caminos para volver tu luz hacia otros senderos, y tú y yo comenzamos a borrarnos haciéndonos cada vez más imperceptibles.
    Hoy añoro aquel epílogo que cerró el libro más hermoso de mis días, y todo sigue tan distinto sin ti…


lunes, 20 de septiembre de 2010

ATRAPADO POR SU PASADO

         Allí, sobre el suelo frío y sucio de la estación ha quedado postrado. No eran buenas, nunca fueron buenas las cartas que le tocaron pero las había sabido jugar, había peleado para sobrevivir y así se había anotado casi todas las manos. Mas quedaba la última, la definitiva y alguien tenía guardado un as en su manga y lo peor es que él siempre lo supo, pero esperaba que su rival no lo utilizara. Demasiada confianza cuando las reglas del juego dicen que no existen reglas del juego.
         Ahora sabe que ha perdido, definitivamente ha perdido y no sólo la partida, también la vida o simplemente las dos eran la misma cosa.
         Las luces se están apagando, el sueño ha quedado truncado cuando casi lo tocaba con la punta de los dedos.
         Nada le duele, rendirse debe ser eso, que ya nada duela y acabes abandonándote.
         Se marcha, sabe que se está yendo y nada le duele, sólo lamenta el desgarro de los que se quedan, de esa chica, de su chica, que en su vientre guarda otra vida y se ha quedado llorando al pie del andén porque ahora sabe que tendrá que coger sola, ese tren que le lleva al mañana.
         A él no le dejaron vivir el presente porque siempre estuvo "Atrapado por su pasado", para él no podía haber futuro.
        

martes, 14 de septiembre de 2010

TURANDOT

         Todo estaba en su mirada.
Lo entendí muy tarde, mas todo desde el principio estuvo en su mirada. Llevaba tanto tiempo buscando razones, que cuando las tuve delante, mis sentidos se habían extraviado y no supe distinguir que ya había hallado, que no era necesario seguir buscando, pero seguí escudriñando huellas erróneas que a nada me llevaban. Ahora lo sé. Todo estaba en su mirada.
         Giacomo Puccini dejó inacabada la ópera Turandot, dicen que fue porque murió antes de poder culminarla pero es probable que no supiera como finalizarla, otros se empeñaron después en hacerlo por él, pero hoy sigue inacabada y siempre permanecerá inacabada, también ahora entiendo por qué.
           La princesa de hielo vio convertido su corazón helado en fuego gracias a Calaf, mientras Pui moría de verdadero amor. ¿Quién puso más?, ¿quién merecía un final feliz?
          Todo, y el amor por encima de todas las cosas, es tan relativo.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

A VECES, SÓLO A VECES

A veces, sólo a veces,
el mundo cabe en mi mano.
Sucede en extrañas noches
en las que todo se paga
y mis dedos no te alcanzan,
y mis labios no te besan.

A veces, sólo a veces,
cinco sentidos no bastan.
Ocurre cuando las luces
emanan de lo profundo
y mis ojos no se cansan,
y mis besos no se acaban.

A veces, sólo a veces,
sobran todas las palabras.
Acontece mientras duerme
tu mano sobre la mía
y mis amores te sueñan,
y mis ansias no se calman.

A veces, sólo a veces...


RAFAEL MÉRIDA
Copyright 2008 "La memoria de tu olvido".

jueves, 2 de septiembre de 2010

LA TARDE

La tarde parece quedarse quieta un momento.

La miro y sonríe con los ojos, derrama sobre el lienzo dorado toda la ilusión de un sueño cincelado pacientemente. Un libro privilegiado, es acariciado por sus manos, lo adormece levemente sobre su regazo mientras quiero pensar que fija su atención en mí.

Toda la escena está envuelta por la música suave y profunda de Bach, acordes que me enamoraron antes incluso de saber quién era su autor.

Fugazmente pasa la felicidad dejando un rastro que felizmente amenaza con volver.

Los sentidos se elevan al máximo exponente, en mi interior algo me revela que ese solo instante ha convertido en festivo el día.

Ha bastado su presencia, siempre envolvente y poderosa, para desde su sencillez hacerme valorar lo que desde el primer pálpito estuvo siempre a mi alcance.

Algo crece sin que nadie, nada más que nosotros, pueda entenderlo.

La magia se hace añicos, un ruido a destiempo, una nota discordante y anónima llega desde la calle ajena a tanta belleza.

Puede que la vida sea lo de ahí afuera, lo que se sale de los márgenes de la sensibilidad más elemental, pero el sentido de todo está en ella y es ese el mundo que quiero poblar.

martes, 24 de agosto de 2010

CARTAS DESDE MACONDO (I)

               Apenas llevo unos días en Macondo. No voy a definir cómo es esto, porque ya lo hizo con maestría, hace casi medio siglo, quien mejor podía hacerlo.
               Me pregunto qué hago aquí, puede que este viaje tenga mucho de búsqueda o tal vez de huída, de cualquier forma no sé bien qué busco o de qué huyo.
               Tampoco es la primera vez que hago el equipaje sin un destino cierto, sin más horizonte que un sueño imposible y con la esperanza cierta de convertir lo imposible en transitable. Tal vez por eso estoy aquí, porque en Macondo todo es posible. Aquí puede diluviar cogiendo desprevenido al mismísimo Noé que fuera nativo del lugar o de repente la niebla de la memoria extraviada es capaz de derretir las definiciones de las palabras e incluso sus grafías, sumergiendo a todo un pueblo en una amnesia colectiva de la que se recuperará una mañana cualquiera.
                Me hubiera gustado conocer a alguno de los Buendía, a un José Arcadio, a Aureliano, a Amaranta Úrsula, pero hace tiempo que el buen Gabo les invitó a un viaje dentro de un libro y desde entonces no paran de dar vueltas por el mundo dejando su impronta allí por donde pasan.
                No obstante mantengo la esperaza de encontrarme con el viejo Melquíades, para que me revele alguno de los secretos de la sabiduría humana, aunque sospecho que él debe andar escondido temiendo algún brote racista a la francesa por su condición de gitano.
                Dicen que sólo el que busca halla y sólo el que huye puede librar la próxima batalla. Imagino que algún día convertiré en vuelta lo que hoy parece sólo camino de ida. De algo estoy seguro, siempre habrá un sendero por recorrer, siempre habrá un lugar al que llegar y cien años no son nada...

lunes, 16 de agosto de 2010

EDEL EN MACONDO

Era tiempo de cambiar de rumbo, de luces nuevas. He dejado atrás las arenas que un día me abrigaron, en las que encontré oasis de palabras que he guardado en mi alma. Me he reencontrado con las milenarias aguas de mi querido Guadalquivir y siguiendo el curso de las mismas he buscado caminos transparentes.

La ruta estaba marcada, el viejo Gabo me facilitó la carta de navegación, apenas tuve que tomar el timón.

Como en los tiempos del cólera, mi viejo barco halló las aguas del río Magdalena y tomé tierra para seguir las huellas que me llevaron hasta Macondo.

Aquí he decidido quedarme con el permiso del Maestro para convertir los años de soledad en un tiempo de esperanza.

No traigo apenas equipaje, sólo unas pocas palabras gastadas, unos versos amarillentos y la memoria de tu olvido que se ha colado como inevitable polizón en un corazón que sigue buscando y seguirá buscando…