Cita:

"Todo necio confunde valor y precio".
Antonio Machado

miércoles, 29 de septiembre de 2010

MADUREZ REJUVENECIDA

               Las luces se apagan, pero él ve ahora con más claridad que antes. Es capaz de traducir lo que dicen unos ojos envueltos en miradas de cristal. Toma distancia de los demás y sin embargo sabe que nunca estuvo tan cerca de todos. Adivina gestos, intuye deseos. Por un momento no teme al tiempo, parece dominarlo y su privilegiada atalaya le permite controlar la situación con benevolencia.
               Se ha contagiado de juventud y siente cercana una piel en la que aún no hay escrito casi nada. Conoce el final desde el inicio y a pesar de ello se ve sorprendido por sensaciones que creía olvidadas.
Repite un nombre corto. Juega con las vocales propias y las sustituye por las suyas sabiendo que nada cambiará. El destino les ha colocado uno enfrente del otro. Nadie percibe las miradas furtivas, ni siquiera las palabras lanzadas con premeditación. El día expira sin que nadie descubra el secreto.
             Ella teme a las promesas, él sabe que no sirven de nada. Mañana es un terreno incierto pero ella aún no lo ha descubierto y él simplemente teme que no exista.
           Le vuelve a asustar el tiempo, ha sido un paréntesis fugaz. Todo parece no tener demasiada importancia, pero siente que ha merecido la pena y en el silencio vuelve a repetir un nombre corto, su nombre. Ahora sabe que no aprendió nada, todo está como al principio sólo que ya tiene veinte años más, pero ella prefiere no saberlo.

martes, 21 de septiembre de 2010

NO TE ACUERDAS

     Seguro que no te acuerdas. Fue una tarde de verano que quisimos bebernos de un trago con la esperanza de que no fuese única.
    El sol avanzaba. Como todos los estíos lo hacía cansinamente, como no queriendo marcharse, las horas pasaban pero él seguía abrasando las calles de una Sevilla que comenzaba a llenarse de fantasmas, hacía calor como está mandao y los grillos afinaban para convertirse en banda sonora de la velada que se adivinaba.
    Al fin, el astro rey se ocultó, mas todas sus luces seguían refulgentes brillando en tus ojos y nuestros labios, dulces, húmedos, ansiosos, preludiaban una noche inolvidable.
   Cenamos en aquel lugar al que no he querido volver para no alterar la brisa que allí nos visitó y que hoy sigue dando vueltas por algún rincón de mi alma.
   Mis sentidos no se cansaban de percibirte y seguían avariciosos pidiendo más.
Pugnamos por ver quién pagaba la cuenta sabiendo que aquello no tenía ninguna importancia pero fingiendo que la tenía, ahora sé que todo fue demasiado barato, que nunca pude saldar la deuda que día a día se había ido acumulando en el debe.
   Salimos de allí besándonos como dos adolescentes para los que aún era demasiado temprano, como si estuviésemos descubriendo aún algo nuevo, y fuimos camino de tu casa donde nos esperaba la evidencia que queríamos disimular.
  No hicieron falta preliminares, excusas ni dilaciones, nos desnudamos enamorados, nos abrazamos encendidos y fuimos demorándonos en cada rincón del cuerpo ajeno. Hablamos callados y confundimos gemidos mientras los grillos, ahora sí, cantaban sin que nosotros los escucháramos.
   Después cerramos los ojos, tú antes que yo, piel con piel. Solté tu mano para dormir solo pero a tu lado como siempre lo había soñado. Entonces hubiese querido congelar, detener el tiempo. Que nada ni nadie pudiese alterar ese momento que las sombras ocultaban de los ojos del mundo, tú y yo, solos tú y yo, sin lugar, sin espacio, sin medida, tú y yo enamorados y entrelazados, escribiendo sobre el terciopelo siempre dispuesto de la epidermis prójima.
    Aquella, sin yo saberlo fue la última vez de muchas cosas, de haberlo intuido hubiese podido despedirme de tanto milagro como provocabas.
    Seguí viviendo mi falsedad a orillas de ese mar que tú tanto amas y nos fuimos alejando, llevé mi barco a alta mar sabiendo que seguía dejándote en el puerto de mi desidia y tu faro dejó de iluminar mis caminos para volver tu luz hacia otros senderos, y tú y yo comenzamos a borrarnos haciéndonos cada vez más imperceptibles.
    Hoy añoro aquel epílogo que cerró el libro más hermoso de mis días, y todo sigue tan distinto sin ti…


lunes, 20 de septiembre de 2010

ATRAPADO POR SU PASADO

         Allí, sobre el suelo frío y sucio de la estación ha quedado postrado. No eran buenas, nunca fueron buenas las cartas que le tocaron pero las había sabido jugar, había peleado para sobrevivir y así se había anotado casi todas las manos. Mas quedaba la última, la definitiva y alguien tenía guardado un as en su manga y lo peor es que él siempre lo supo, pero esperaba que su rival no lo utilizara. Demasiada confianza cuando las reglas del juego dicen que no existen reglas del juego.
         Ahora sabe que ha perdido, definitivamente ha perdido y no sólo la partida, también la vida o simplemente las dos eran la misma cosa.
         Las luces se están apagando, el sueño ha quedado truncado cuando casi lo tocaba con la punta de los dedos.
         Nada le duele, rendirse debe ser eso, que ya nada duela y acabes abandonándote.
         Se marcha, sabe que se está yendo y nada le duele, sólo lamenta el desgarro de los que se quedan, de esa chica, de su chica, que en su vientre guarda otra vida y se ha quedado llorando al pie del andén porque ahora sabe que tendrá que coger sola, ese tren que le lleva al mañana.
         A él no le dejaron vivir el presente porque siempre estuvo "Atrapado por su pasado", para él no podía haber futuro.
        

martes, 14 de septiembre de 2010

TURANDOT

         Todo estaba en su mirada.
Lo entendí muy tarde, mas todo desde el principio estuvo en su mirada. Llevaba tanto tiempo buscando razones, que cuando las tuve delante, mis sentidos se habían extraviado y no supe distinguir que ya había hallado, que no era necesario seguir buscando, pero seguí escudriñando huellas erróneas que a nada me llevaban. Ahora lo sé. Todo estaba en su mirada.
         Giacomo Puccini dejó inacabada la ópera Turandot, dicen que fue porque murió antes de poder culminarla pero es probable que no supiera como finalizarla, otros se empeñaron después en hacerlo por él, pero hoy sigue inacabada y siempre permanecerá inacabada, también ahora entiendo por qué.
           La princesa de hielo vio convertido su corazón helado en fuego gracias a Calaf, mientras Pui moría de verdadero amor. ¿Quién puso más?, ¿quién merecía un final feliz?
          Todo, y el amor por encima de todas las cosas, es tan relativo.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

A VECES, SÓLO A VECES

A veces, sólo a veces,
el mundo cabe en mi mano.
Sucede en extrañas noches
en las que todo se paga
y mis dedos no te alcanzan,
y mis labios no te besan.

A veces, sólo a veces,
cinco sentidos no bastan.
Ocurre cuando las luces
emanan de lo profundo
y mis ojos no se cansan,
y mis besos no se acaban.

A veces, sólo a veces,
sobran todas las palabras.
Acontece mientras duerme
tu mano sobre la mía
y mis amores te sueñan,
y mis ansias no se calman.

A veces, sólo a veces...


RAFAEL MÉRIDA
Copyright 2008 "La memoria de tu olvido".

jueves, 2 de septiembre de 2010

LA TARDE

La tarde parece quedarse quieta un momento.

La miro y sonríe con los ojos, derrama sobre el lienzo dorado toda la ilusión de un sueño cincelado pacientemente. Un libro privilegiado, es acariciado por sus manos, lo adormece levemente sobre su regazo mientras quiero pensar que fija su atención en mí.

Toda la escena está envuelta por la música suave y profunda de Bach, acordes que me enamoraron antes incluso de saber quién era su autor.

Fugazmente pasa la felicidad dejando un rastro que felizmente amenaza con volver.

Los sentidos se elevan al máximo exponente, en mi interior algo me revela que ese solo instante ha convertido en festivo el día.

Ha bastado su presencia, siempre envolvente y poderosa, para desde su sencillez hacerme valorar lo que desde el primer pálpito estuvo siempre a mi alcance.

Algo crece sin que nadie, nada más que nosotros, pueda entenderlo.

La magia se hace añicos, un ruido a destiempo, una nota discordante y anónima llega desde la calle ajena a tanta belleza.

Puede que la vida sea lo de ahí afuera, lo que se sale de los márgenes de la sensibilidad más elemental, pero el sentido de todo está en ella y es ese el mundo que quiero poblar.