Cita:

"Todo necio confunde valor y precio".
Antonio Machado

martes, 30 de noviembre de 2010

FELICIDAD

Mi vida hecha de pequeños pasos sólo ha recorrido un camino diminuto, vereda más que camino.
Como dijo alguien somos una breve nota en mitad de una sinfonía inmensa.
De dónde vengo, a dónde voy, qué es el tiempo, qué quiero, qué busco, cuál es el sentido de todo si es que todo tiene un sentido.
Y llego a creer que la felicidad está en la posición social, en el consumismo feroz de este malformado y salvaje capitalismo, en las victorias de mi equipo de fútbol hecho de millonarios que juegan conmigo, en las vacaciones que consisten en exponer mis miserias en un paisaje diferente para ver si así soy capaz de camuflarlas, en la Navidad llena de luces que tantas sombras producen, repleta de buenos deseos de usar y tirar en los que buscar la pátina para ocultar la hipócrita insolidaridad de todos los días.
A veces se puede pensar que la felicidad radica en los dioses, en los de las iglesias y los mercados, en el sexo placentero pero falso cuando la física precede a la química, en la vanidad reconocida por premios subjetivos y palmadas en la espalda, en la supremacía de ridiculizar al “inferior” que sólo lo es en la doctrina perversa de este nuestro "primer mundo", en la heroicidad con fecha de caducidad de falsos profetas de la fama.
Y ahí me planto en lo que creo el vértice de la pirámide, con mi armamento de prejuicios y acciones políticamente correctas, con mi “normalidad”, con mi fanfarronería de ser civilizado, y de repente llega una brisa suave, muy suave y nada pretenciosa y me derriba sin que ni siquiera ella sea consciente de que lo ha hecho y quedo reducido a lo que soy, casi nada.
Llega entonces la voz dulce, la mirada inocente, la piel en blanco, la intrínseca ternura, la risa limpia, el universo resumido en una Estrella y soy feliz acariciando su cara, escuchando su latido, compartiéndolo todo. Y coge mi mano y me salva, me hace diferente, me enseña a detenerme en las cosas pequeñas e importantes y ahora sí, logro pensar por mí mismo y por un momento inicio de verdad la escalada. Y soy feliz.

domingo, 21 de noviembre de 2010

RECUERDO


Recuerdo aquel día en el que las aceras comenzaron a poblarse de pisadas ilusionadas, aquella tarde en la que los árboles se habían vestido pudorosamente, cambiando el escenario de una ciudad que parecía querer abandonar las taquicardias insulsas de su erróneo progreso.
Recuerdo que la noche se esfumó rebelándose contra el tiempo de las sombras, fue cuando las palabras ya habían callado todos sus silencios y nuestras almas habían despedido los abrazos eternos que se habían quedado en las promesas de los otros.
Recuerdo unos labios entreabiertos a medio camino entre el asombro de lo inesperado y la incredulidad de los milagros, los mismos que después se extraviaron en laberínticos humedales cuya salida no querían hallar.
Recuerdo tu cuerpo con vocación de secreto, poblado de heridas disimuladas que se mimetizaban con la luz inviolable de lo que parecía inmaculado y el éxtasis que inundó de respuestas las preguntas de la duda, que ahogó con su imparable marea las abstractas culpas de la evidencia de dos latidos.
Recuerdo la paz de mis ojos ciegos que sólo veían por ti mientras duró aquella guerra inacabada que hoy todavía sigue dejando víctimas de amor por el camino, y cómo no recordar la casi imposible escarcha del agosto más abrasador, las huellas veloces de tus pies en plena huida sobre la arena de tu playa y los golpes de tos que desterraron mis besos para siempre.
Y sin embargo amnesia deben tener mis sentidos, pues no recuerdo haber escrito ninguna frase en la que tú no asomaras, ni recuerdo que mis manos hayan explorado otros rincones que los tuyos, ni en mi paladar rememoro otro sabor que el de tu boca, ni parece llegar hasta mí otro olor que el de tu deseo, ni logro rescatar otro sonido que el de tu placer, ni mi vista tiene archivada otra memoria con perfiles diferentes a los de tu rostro.
Estoy solo y recuerdo, estoy contigo y olvido.

martes, 16 de noviembre de 2010

VENDO NIÑO POR 12 EUROS

ESTE TEXTO LO ESCRIBÍ Y PUBLIQUÉ EN LIBRO DE ARENA EN JULIO DE 2007, POR DESGRACIA HOY SIGUE VIGENTE.
¿HASTA CUÁNDO?

Decía mi paisano y siempre admirado Antonio Machado, que “todo necio confunde valor y precio”, una de mis frases favoritas por el hondo significado que encierra, y recordando aquella frase y al hilo de una fotografía que contemplé recientemente con estupor, me hago una pregunta ¿cuánto cuesta la vida de un niño?
La foto en cuestión era de la de un bebé ensangrentado con una herida abierta en la cabeza y cara de espanto. Lo menos importante era el pie de la fotografía, por desgracia podemos colocarle distintos comentarios pero las víctimas vienen a ser siempre las mismas, inocentes criaturas que simplemente pasaban por allí o cometieron el error de nacer en el lugar equivocado y en el momento menos idóneo. En este caso concreto era la víctima de un error de cálculo, uno más, de las fuerzas de la OTAN a la hora de bombardear una zona determinada de Afganistán. Eso sí, las autoridades incompetentes habían pedido perdón, con eso todo solucionado.
Podríamos iniciar un debate sobre quiénes son los culpables de estos conflictos. Unos dirán que son los locos fundamentalistas islámicos que ponen bombas en los trenes o estrellan aviones contra edificios, en cambio habrá quienes responsabilicen a los gobiernos occidentales que devastan zonas del llamado tercer mundo en busca de extender su poder hegemónico, sobre todo si en esa zona hay petróleo, gas o cualquier otra riqueza. Como decía Henry Kyssinger “Dios ha querido que el petróleo se encuentre en países donde ni lo necesitan, ni saben utilizarlo, así que nosotros debemos dominar esas zonas porque sí lo necesitamos y sabemos darle uso”, clarísimo ¿no?
Sean culpables unos u otros lo cierto es que asistimos a una escalada de violencia, el ojo por ojo está a la orden del día, si tu atentas contra los míos yo bombardeo a los tuyos, si tu explotas mis riquezas yo asesino a tus turistas y al final todos tuertos.
Lo que es indudable que el supuesto orden mundial es un auténtico desorden y un escándalo, el 80% de la riqueza mundial es disfrutada sólo por el 20% de la población del planeta, es lógico que quienes pasan hambre quieran arribar a nuestras costas, lo raro es que no se decidan por acabar con nosotros. De todo este panorama pesimista, lo que más me duele es el precio de la vida de un niño. 
En occidente nuestros hijos viven relativamente bien, tienen juguetes, estudios, sanidad, ropas de marca, vacaciones y múltiples oportunidades de "ser felices", en cambio en otras zonas del planeta, incluso a veces en nuestro país, los niños carecen de ropa, calzado, escuela, medicinas, juguetes, incluso comida, algunos de ellos mendigan o se ganan "la vida" trabajando como esclavos, prostituyéndose o ejerciendo de soldados. En la India se venden niños por 12 euros, por ese dinero yo voy a ver con mi hija una película en el cine.
El cordón umbilical de las hijas de "nuestros príncipes" (míos no lo son desde luego), ha sido congelado como medida preventiva, otros niños son secuestrados y asesinados para traficar con sus órganos. 
No sé que pensaréis, para mí está claro que el valor de una vida, sobre todo infantil, tiende al infinito, la naturaleza no tiene mejor paisaje ni mayor riqueza que la sonrisa de un niño, por desgracia lo que no está claro es cuál es el precio de una vida.

martes, 9 de noviembre de 2010

PEQUEÑO

Pequeño me viene este mundo de globalizaciones absurdas. Pequeño tanto mar de inalcanzables horizontes, tanta montaña de altivas cumbres. Pequeño se me quedan los idiomas repletos de diccionarios, los conceptos de significados llenos. Pequeño me viene Dios con su autista omnipotencia, las subterráneas iglesias de mentiras disfrazadas. Pequeño me resultan los discursos de los cínicos políticos, de estrellas televisivas con méritos entre las piernas. Pequeño resulta el abrazo de quienes no entienden de lealtades, quienes manosean y adulteran tesoros que se llaman amistad.
Pequeña resulta la esperanza cuando hay quienes comercian con el dolor, cuando se pone precio a lo que tiene un valor incalculable. Pequeña la sinceridad de quienes van diciendo que el tamaño no importa, ni los colores, ni los acentos y después menosprecian pensamientos diferentes.
Pequeño mi corazón para albergar tanto amor, pequeño mi entendimiento para comprender que todo es nada, que de la nada puede surgir todo, pequeña mi voluntad para no asesinar más madrugadas, pequeña mi libertad para no cercenar más ilusiones y pequeño este rincón para aparcar mis locuras.

martes, 2 de noviembre de 2010

HOY NO HAY POESÍA

Hoy no hay poesía en mis palabras, si buscáis eso podéis marcharos. Hoy no es que vea el vaso medio lleno o medio vacío, simplemente no veo el vaso.
Estoy cansado, demasiado cansado. Es hermosa la luz de este día, pero siento que no es para mí. No quiero seguir andando.
Mi mente lleva un galope acelerado que mi cuerpo se niega a seguir. Trato de sacar fuerzas de quien todo lo significa desde el día en que nació, pero nada logra cambiar la realidad de un dolor contra el que no sé que armas utilizar.
Y sin embargo siguen poniéndose de mi lado demasiados esfuerzos, demasiadas miradas, demasiadas palabras. No sé si existen la casualidad y el destino o si simplemente es azar, pero en estos días de postración se han acortado los caminos entre tres almas generosas y yo. Cada una lleva su cruz y las tres han acudido sin saberlo al rescate de mi persona, cuando probablemente deban ser ellas las rescatadas.
No es bueno comparar, pero echo de menos otros acentos, otros ánimos que antes siempre estaban en el momento oportuno y que ahora se borran según los días, según las circunstancias por otras obligaciones, preferencias o necesidades.
Puede que sea yo quien huye de todo. Ahora mismo me gustaría dormir y dormir, vivir ajeno al devenir del mundo, soñar con poder despertar inundado de una amnesia que me haga olvidar esta lucha desigual contra la naturaleza en la que siempre perderé yo.
Ya sé, que como dijo alguien “el presente no es el único estado posible de las cosas”, que tengo más motivos para mirar hacia delante que para rendirme.
No es esta la cara que quiero ofrecer, yo quería comerme el mundo y es él quien me devora poco a poco. Quiero escapar, llegar a un nuevo puerto en el que nada lastre mi vuelo pero en el que todos y todas estéis presente porque sois la única razón que me induce a seguir en pie.