Cita:

"Todo necio confunde valor y precio".
Antonio Machado

martes, 29 de noviembre de 2011

NOVIEMBRE

Va camino de expirar otro noviembre tan diferente a todos los noviembres que pasaron o quizás no tanto sólo que la memoria ya no los recuerda con exactitud. Mas la impresión que tengo es la de estar viviendo un tiempo distinto en este otoño que incluso parece no haber llegado todavía y sólo se ha anunciado tímidamente.
En más de una ocasión, como casi todos, he tenido la sensación de encontrarme en mitad de un naufragio esperando que otro golpe de mar terminara por ahogarme pero aquí estoy, he sobrevivido y el mismo océano de ayer es el que hoy me rodea, sin embargo ahora siento que mi barco navega sin zozobra, quizás sin ser consciente del todo de a qué puerto se dirige o de cuáles son los vientos que impulsan sus velas, pero con una tranquilidad que incluso a veces extraña a mi alma.
Vendrán otros noviembres con su furibundo oleaje y lo sencillamente hermoso es que no soy capaz de vislumbrar el misterio, el gozo o la angustia que traerán consigo.
Esta tarde he regresado al recuerdo de mi frágil existencia, una fragilidad que siempre se disfraza y trata de camuflarse en unos ojos, en una despedida, en una promesa, en un beso, en una ilusión que transita por este noviembre siempre desprestigiado y melancólico.
Y repito lo que no nombro y nombro lo que no olvido.

© Rafael Mérida Juan
2011

viernes, 18 de noviembre de 2011

INOCENCIA ROBADA

Acaba de conocerme y se aferra a mi mano como si yo fuese parte de su paisaje cotidiano. Las prisas de esta vida equivocada que llevamos hacen que me despida de ella con premura. Mi reloj acelera, el suyo atrasa desde antes incluso de nacer.
Me llevo su sonrisa y un beso de regalo y no alcanzo a comprender como alguien, incluso de su misma sangre, puede dañar a una criatura así.
Tiene un nombre corto que trae a mi memoria buenos recuerdos. Apenas levanta un metro del suelo y repite, como una letanía, el nombre de quien aplica sobre ella un bálsamo de humanidad, la misma a la que yo amo felizmente sin cordura y que una vez más me ha permitido asomarme a su universo.
Algo en mi interior me hace odiar y amar al mismo tiempo un mundo que ya no intento comprender, y me pregunto cómo hay individuos que ni siquiera pueden llamarse personas y vacían de contenido palabras tan hermosas como Padre, mientras otros, que se dicen mejores, miran para otro lado convertidos en cómplices del robo de otra inocencia.

© Rafael Mérida
Año 2011